Nunca está de más recordar las condiciones necesarias para disfrutar de una sesión de cuentos.
En mi opinión, son dos las columnas sobre las que se debe asentar una buena contada: la escucha y el respeto.
Es amplio el abanico de organizadores -colegios, bibliotecas, ludotecas, librerías, cajas de ahorros, empresas organizadoras de eventos, centros de mayores, ayuntamientos, servicios de igualdad, de euskera...- y son variados sus intereses: animación a la lectura, idioma, entretenimiento, atraer posibles clientes, educar en valores... Todos ellos muy válidos pero, señoras y señores, no se pueden hacer las cosas en cualquier sitio y de cualquier manera.
Bueno, en realidad, sí se puede; de hecho, muchas veces nos ha tocado contar como buenamente se ha podido. Pero los resultados son deficientes. Las sesiones de cuentos necesitan de unos mínimos de escucha y respeto para poder disfrutar de la actividad. ¿Qué sentido tiene sino orgalizarlas? Cada vez es más habitual pedir sesiones de cuentos que trabajen tal o cual valor, según los intereses del demandante y, en cambio, nos olvidamos de cuidar estos dos valores básicos. Cuántas sesiones han pasado sin pena ni gloria por no atender a estas dos variables... Cuántas ocasiones perdidas para educar a los niños y niñas en el respeto y la escucha...
Tener en cuenta unos puntos a la hora de planificar una sesión hace que el resultado final sea como la noche al día. Porque, en el fondo, todos los cuentos transmiten valores. Los cuentos son la voz de los sin voz, la enseñanza del aprendiz, la esperanza del débil. Los cuentos nos permiten imaginar que otra realidad es posible. En fin, los cuentos rebosan valores por los cuatro costados, solo hay que dejar que se manifiesten en toda su plenitud, y para eso no hay como permitir que se den unas condiciones mínimas, que son simples, pero muy necesarias.
Aquí van unos apuntes:
- Organizar la sesión de cuentos en un espacio recogido y tranquilo, sin lugares de paso, ni entradas y salidas de público una vez que ha comenzado la sesión.
- Evitar el consumo de comidas y bebidas.
- Programar las sesiones para una franja de edad. Hay cuentos para todas las edades, pero cada edad tiene sus cuentos.
- Insisto en lo de la edad: No es buena idea permitir la entrada, o llevar, a bebés o niños menores de 3 años a sesiones de cuentos infantiles. Que sean infantiles no significa que sean para bebés, ya que éstos se aburren, no atienden y, en la mayoría de las ocasiones, interfieren en la calidad de la atención de los demás asistentes.
- En sesiones familiares recordar a padres, madres, abuelos y abuelas que tienen que apagar sus teléfonos móviles y que es obligatorio portarse bien (no charlar con el acompañante, no contestar al teléfono...). Niños y niñas se comportan muy bien cuando ven que sus adultos de referencia también lo hacen.
Si cuidamos estas pautas básicas, la sesión de cuentos ganará en calidad, el público lo agradecerá y el narrador o narradora contará más contento.
Y, a partir de aquí, una vez que "estamos a lo que estamos", ya sólo queda dejarse llevar por las historias, y escuchar sin prisa. Porque cada cuento nos regala un estado, una sonrisa, una emoción, un aprendizaje. Y, si soltamos amarras, podremos olvidarnos un poco de nuestras preocupaciones diarias.
Ya sólo por eso, bien merecen un rato de escucha.
Salud y cuentos.
Para saber más sobre las condiciones de cuento he aquí un DECÁLOGO. CONDICIONES DE CUENTO, más extenso y preciso, redactado por AEDA (Asociación de Profesionales de la Narración Oral en España).
Blog sobre narración oral, de la narradora Inés Bengoa
Bienvenidos a Diario de una Cuentera. Este espacio es una especie de Cajón Desastre donde iré colgando recomendaciones literarias, reflexiones, experiencias sobre narración oral, noticias, cuentos... y todo aquello que vaya surgiendo en mi andadura como contadora de historias. Pasad, echad un vistazo; ¿té o café?
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Inés Bengoa es miembro de AEDA
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